Quebrantahuesos

El buitre aparece en varios continentes y pueblos como un animal espiritual de transición. Los celtas, el budismo o el pueblo Egipcio se encuentran entre ellos como ave que simboliza la transformación y la renovación.

Probablemente la leyenda del fénix pasó de la tradición egipcia a la grecorromana pasando a otros pueblos a través del historiador Heródoto (484-425 a. C.)Heródoto nos habla del ave fénix, sus poderes curativos, el rojo y naranja del fuego y sus poderes mágicos. Se cree su leyenda podría provenir  asimismo del rojo del pecho de los buitres y quebrantahuesos al comer los cadáveres y transformar la muerte en comida y que les permite vivir.

Bilbliografía.

Isidoro de Sevilla – EtimologíasPadmasambhava – Bardo thodol

David Gómez – Pájaro de barro. El gran libro del Quebrantahuesos

Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos – Dispersión juvenil del Quebrantahuesos

LOS BUITRES DE LOS FAYOSPublicado por El Turista Accidental  septiembre 02, 2023El buitre en la mitología celta: simbolismo y significado mundomitologico.org

EL QUEBRANTAHUESOS Y EL AVE FÉNIX hamanrites.com

El Pájaro de Barro / Marisa Peces Velilla

La tormenta se va casi tan rápido como llegó. El naranja del sol se cuela entre los últimos nubarrones. Hace que hasta los árboles y las rocas deslumbren a la quebrantahuesos. Su pecho arde con el color del fuego. Parece un Ave Fénix volando en llamas sobre el Moncayo. Da vueltas y más vueltas pasando por los mismos sitios, viendo cosas distintas.

La tortuga se balancea panzarriba. La vieja dama es demasiado grande y pesada, está demasiado cansada para darse la vuelta. Lleva más de cien años recorriendo el monte. Muy despacio. A su ritmo.

Nunca se había parado a mirar el mundo del revés. Si alguna vez caía boca arriba no tardaba en darse la vuelta. Eran otros tiempos. Observa a la quebrantahuesos que vuela a sus pies mirándole de reojo. Podría tardar horas en decidirse a bajar o a subir según desde donde se mire. Así son estos pájaros. Aves pacientes y ésta no tiene nada mejor que hacer. Todavía no tiene a nadie que la espere en su nido. Las corrientes de aire le son propicias y se deja llevar arriba y abajo. A la tortuga testuda se le baja la sangre al caparazón.

La testudida, tampoco tiene nada mejor que hacer. Hubo muchos nidos construidos con sus propias patas pero de eso hace ya mucho. Ahora, que su tiempo en la tierra llega al fin, no va a ponerse a recordar días pasados. Prefiere mirar al cielo divertida pensando en como sería caer hacia arriba: Atravesaría el aire, las nubes, los rayos de sol hasta dar con la concha estrellada de la gran tortuga madre. Sería un buen viaje. Sería bonito poder volar por primera y última vez en su vida.

Cuando la vieja empieza a marearse cree que ya ha esperado suficiente. Lanza un grito al buitre:

_ ¡Ey, tú, ojitos rojos! ¿Bajas o qué? ¡No tengo todo el día!

El sol empieza a bajar y el pecho de la quebrantahuesos pasa del naranja a rojo. La arcilla de sus plumas comparte el color del atardecer. No está acostumbrada a que le hablen. En tierra solo se codea con muertos. Le basta un movimiento de sus descomunales alas para variar el rumbo y dirigirse hacia la tortuga. Siente curiosidad. Ya no quedan muchas

tortugas en esa zona, cada vez son más difíciles de ver. Se posa a su lado plegando las alas oscuras en un rápido movimiento.

_¿Vas a comerme o no? Tengo todo el día pero estoy empezando a marearme.

_Estás viva, no eres mi tipo _mientras lo decía pensaba que aquel no era un animal

pequeño y calculaba mentalmente la fuerza que necesitaría para levantarla, cuan dura sería esa armadura que llevaba y cuanto alimento podría conseguir.

_Estar viva sólo es cuestión de tiempo. Lo cierto es que mi situación no va a ir a mejor, soy muy vieja, jovencita, y preferiría no pudrirme al sol. Además se me está poniendo un horrible dolor de cabeza. Dame la vuelta, bonita, anda. No te cuesta nada.

Un empujón con ese piquito.

La buitre lo hizo. Desde luego aquel era un animal pesado pero podría agarrarla sin mucho problema del borde del caparazón. No había probado la tortuga ¿estaría tan rica como los huesos de cabra?

_Gracias, bonita. Has sido muy amable _dijo intentando que su cabeza dejase de dar vueltas.

La quebrantahuesos escuchaba las palabras como si viniesen del fondo de una cueva:

profundas y algo huecas. Nunca había hablado con nadie fuera de su familia.

_Me gustaría pedirte algo más _siguió hablando la tortuga_. Una petición que es también un ofrecimiento. Me gustaría verlo todo antes de morir. Llévame contigo a dar una vuelta. Luego puedes hacer tu trabajo.

_Eres vieja y pesada… _trataba de mostrar indiferencia pero esa voz empezaba a

resultarle curiosa_ ¿Sabes a qué me dedico y aún así quieres venir conmigo? No conozco a nadie que quiera morir.

_Y nadie quiere, pero todas lo hacemos. Es el ciclo de la vida y el mío está a punto de dar la vuelta. Le damos demasiada importancia a la muerte, es sólo un tránsito, un cambio. Escúchame pájaro de barro ¿Conoces la historia del pájaro de fuego?

_¿De fuego?

“Existe un ave majestuosa, más grande que tú, que vive mucho, mucho tiempo. Muchos

más años que yo. Cuando la muerte se acerca a él, construye un gran nido con las

plantas más perfumadas que encuentra. Un nido mayor que el tuyo. Cuando lo acaba, el sol lo calienta con especial atención y el nido arde. Y ella entra en el fuego batiendo sus magníficas alas. Y el humo se extiende impregnándolo todo en kilómetros a la redonda. El olor es tan apabullante que inunda hasta la última cueva. Así que el Fénix y su nido se chamuscan hasta que sólo son cenizas.

Y luego, ya sabes, el ciclo sigue: las cenizas se mezclan con la tierra y ésta se vuelve negra y fecunda. Pronto sale de allí un gusano. Un ser al que tú ni siquiera verías, pequeño y blandengue. Pero un día le salen plumas, al siguiente alas y otro crece y se convierte en el ave más grande y hermosa que puedas imaginar. Un ave Fénix que vuela con destellos de fuego por todo el mundo. Durante un buen montón de años. Siempre la misma y siempre cambiante.”

_Pues yo también quiero volar rompehuesos, llévame contigo. Quiero ser como el pájaro de fuego antes de que se ponga mi sol. Luego puedes hacer tu trabajo. Quien sabe si un trocito de mi se quedará para siempre contigo.

Es muy joven la buitre para entender todas las palabras de la dama. En realidad no le hace falta. Sabe cual es su trabajo.

Extiende las alas.